El pasado miércoles la selección española de fútbol fue derrotada por Portugal por un dolorosísimo 4-0, en un partido de promoción para la candidatura ibérica para el mundial 2018. Los nuestros solo dieron pequeños atisbos del fútbol que nos hizo campeones de Europa y del mundo, un par de jugadas en las que hubo destellos de calidad del equipo, el resto del partido para olvidar. Tampoco hay que restarle méritos a la selección lusa pero yo opino que no están a la altura ni mucho menos de la Roja y que no se debería de haber dado un marcador, al menos, tan abultado. Los portugueses nos cogieron las espaldas en defensa constantemente y con gran facilidad, y en ataque no tuvimos la fluidez que acostumbramos tener.
No es la primera vez desde que somos campeones que hay descuidos de este tipo en amistosos, contra México un escaso empate y contra la selección Argentina otra goleada. Es verdad que no se juegan nada y que no están obligados a ganar; también es cierto que ya han ganado todo lo que tenían que ganar, pero ser campeón del mundo no es solo un privilegio si no también una responsabilidad, quiero decir, debemos dar buena imagen hasta en los entrenamientos e intentar seguir siendo lo que éramos hasta ahora.
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